Día 5
66km
Suena la secadora, se oye a Alma respirar, la lluvia sigue cayendo . Mientras mamá y papá se pelean con los mapas y los horarios de ferrys . Ha sido un día de mucho viento y mucha, mucha agua.
Es una gozada sentir el viento que te empuja . Hasta ahora nunca había pensado en el viento para andar en bicicleta. Hoy hemos alcanzado los 31 km por hora y los primeros 20 km los hicimos en una hora.
Despertamos con la sensación de haber tenido un verdadero descanso. Incluso teniendo unas buenas esterillas hinchables se hace mucho más fácil dar el pecho y dormir con una bebé en una cama (y qué sabré yo de dar el pecho me pregunto)
Tiempo para la rutina de cada mañana e ir al huerto a comer fresas, un montón y llevarnos alguna que otra verdura para el viaje , qué increíble huerto tenía esa mujer!!
Hoy le dimos mucha caña a la bici y era increíble ver el viento moldeando todos los campos de trigo, de patatas y de otros cereales y verduras. Los colores van cambiando entre el verde, el amarillo, el gris y azul del cielo y el azul oscuro o negro de las aguas. En todos o casi todos los canales tienen un montón de nenúfares y de flores de loto que inspiran a yoga.
A las 15 horas ya estábamos en Appinegadem y tocamos base comiendo nuestros posiblemente últimos Haring (arenques) de Holanda y salmon ahumado.
Trans informarnos de alojamientos y valorar que el tiempo está ventoso, lluvioso y el cansancio… Optamos por un Bed&Breakfast a 10min de donde tomaremos el ferry mañana. Y… todo un acierto porque nos dejaron poner lavadora y secadora y la ropa lista para otros cuantos días.
Mañana empieza la aventura de Alemania. Gracias Holanda por tanta belleza de campos y gentes.