Dia 13
53km (Oliver ha hecho 25km más que nosotras)
Día 12
37 km
Y aquí estamos agotados, esperando y buscando soluciones a los obstáculos que nos puso el día de hoy… mientras tanto Alma se ha quedado dormida, agotada, en mis brazos…
Todo empezó genial! Tras 37km recorriendo caminos bonitos por la isla de Møn nos instalamos en un bosque precioso al lado del mar. Teníamos hasta algunos vecinos: una pareja sueca que viajaba en bici y un chico danés que viajaba caminando y aprovechó uno de los shelters para pasar la noche.
La mañana la pasamos desnudos bañandonos y jugando con Alma a la orilla del mar.
El lugar era mágico. Coincidimos en que las dos últimas noches han sido de lo más precioso del viaje.
Por eso también decidimos no escribir en el blog y así impregnarnos al máximo de aquellos paisajes.
La noche anterior nos quedamos en un camping libre, o al menos eso creemos, pues en el mapa estaba señalizado, pero en el terreno no, así que plantamos el campamento donde mejor nos pareció: prados verdes con vacas rodeados de bosques y al ladito de los acantilados blancos y playas preciosas y solitarias… vaya, aquello era el paraíso! Cenamos tapas, sopita y cerezas.
Al despertar, Oliver se fue a correr y bañar a la playa mientras que nosotras meditamos y respiramos… Sí, incluso Alma me acompañaba al cantar los Oms.
Tras desayunar y desmontar, nos fuimos todos a la playa a caminar y a sacudir miles de piedras, una por una, en busca de fósiles y las piedras famosas que suenan como maracas. Finalmente encontré al menos un fósil. Nos bañamos y tras una minisiesta nos pusimos en marcha.
Tanto los acantilados de ayer como las playas de hoy tenían en especial que había mucho bosque y que estaban muy solitarios. Estábamos solos. Que paraíso! Así que en pelotas disfrutando del silencio y presente.
Pero hoy tuvimos que seguir la ruta. Parecía muy fácil: 25km, un tren, un bus y dos ferries… pues tras el primer ferry y tren empezaron los obstaculos:
Perdimos la llave que une la bici con el carrito, por lo cuál, ahora son amigos inseparables! Pero con eso más o menos nos pudimos apañar haciendo malabares para meter el conjunto en el ascensor para bajar de las vías del tren y ir al autobús.
Llegamos justo a tiempo, pero al subir las bicis el conductor se puso muy furioso y nos sacó hacia fuera diciendo que el bus iba lleno.
Así que esperamos 40 minutos para el siguiente (de mientras seguíamos buscando la llave). Llega el siguiente bus, está vez totalmente vacío, pero la nueva conductora nos dice que sólo permitia las dos bicis, el remolque no (caber cabe pero se niega) asique finalmente me subo yo con Alma, mi bici y todo el equipaje al bus y Oliver va otros 25km en bici, pero algo más ligero, para reencontrarnos en el puerto.
Perdimos el ferry por 5 minutos!! Alma y yo cruzamos los dedos y mandamos ánimos al Papa pero alfinal toco esperar otras 2 horas para el siguiente ferry. Y ya estamos de camino a Rostock! Pero aquí no terminan los rompecabezas y obstáculos!
Teníamos un couchsurfing esperándonos en Rostock, pero se ve que el camino corto (apenas 5km) es un túnel bajo mar que sólo se puede hacer en coche o transporte público (por supuesto sin aún encontrar la llave, quedaba descartada está opcion) y tocaría otros 30km pedaleando a las 21.00 de la noche…. Y como que no! Y menos con un bebe!
Así que intentaremos pillar otro ferry a Trelleborg a las 22.30h (el plan era descansar en Alemania hoy y mañana, tras comprar rico pan alemán y más provisiones, tomar el ferry)
Si todo sale bien, llegaremos a las 5.40h de la mañana a Trelleborg y a seguir pedaleando hasta la casa de los amigos de Oliver para descansar de tantas logisticas y poner la lavadora con nosotros incluidos!
Menudo día!! Con lo relajados y bien que estábamos en nuestro paraíso… me pregunto, quizá la vida nos dice que nos deberíamos de haber quedado unos días más?